La Gran Comision (Para Esta Generación)

Mateo 28: 16-20 "Entonces los once discípulos se fueron a Galilea, al monte adonde Jesús les había dicho que fueran. 17 Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron. 18 Entonces Jesús se acercó a ellos y dijo:" Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra.19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles a obedecer todo lo que tengo. te lo ordené, y seguramente estaré contigo siempre, hasta el fin de los tiempos.

En la Biblia encontramos este importante mandamiento que nos llama a la acción, como cristianos, como misioneros y como herederos del sacerdocio. La mayoría de las veces seguimos sin querer tener nada que ver con el cumplimiento de ese llamado y, finalmente, llega un día en el que lo hemos descartado por completo. Se utiliza la palabra griega poreuesthe y significa ir, pero más allá de eso es un llamado a la acción. No fuimos creados para sentarnos y ver a otros hacer el trabajo por nosotros. Ese comando y llamado a la acción es la esencia que debe permear a lo largo de nuestras vidas. No es una carga, sino un inmenso privilegio que se nos ha concedido para entrar en el ministerio con Dios para alcanzar al mundo. Cuando lo ignoramos, esencialmente estamos proclamando que el evangelio no sirve de nada, porque cuando hay calidad en algo, lo compartimos. La semana pasada, Justin Bieber lanzó su nuevo álbum, "Justice". Alguien lo compartió conmigo y lo escuché, y pude disfrutarlo. Alguien pensó que valía la pena compartir ese álbum porque ellos mismos lo disfrutaron. ¿Disfrutamos el evangelio lo suficiente como para compartirlo con el mundo, o lo consideramos como una pérdida de nuestro tiempo, meros mitos que han sido martillados en nuestras cabezas desde el principio de los tiempos?

El evangelio está vivo y coleando y todavía tiene el mismo poder y autoridad que tenía hace 2000 años. Jesús todavía está sanando, renovando y restaurando vidas de jóvenes y ancianos. Conocí a un joven que era activo en la iglesia y participó en todas las oportunidades para el ministerio. A medida que crecía, lo superó poco a poco. Comenzó a distanciarse de su fe, y su familia de la iglesia, que se suponía que debía nutrirlo y amarlo, solo lo alejó. Dejó de asistir a la iglesia por completo y comenzó a encontrar placer en otras cosas. Pudo llenar el vacío de fe con pasatiempos y trabajo. Pude conversar con él y nos hicimos amigos. Lentamente comencé a plantar esa semilla de Jesús en su corazón a través de una amistad genuina, y lo hermoso de Jesús es que Él realmente no me necesita en la ecuación. La semilla germina por sí sola, pero es un privilegio para mí participar en ese proceso. Muchas veces, el evangelismo en última instancia produce más transformación en el misionero que en el que se está alcanzando. Unas semanas después de mi primera interacción con este joven, él regresó a la iglesia y participó en la adoración. Que él regresara a la iglesia no era el único propósito, quería que experimentara a Jesús de una manera personal. Seguí construyendo sobre esa amistad y comencé a guiarlo como guitarrista. Hoy es un líder de adoración en su iglesia y es el escritor principal de un proyecto de adoración. Hay muchos jóvenes como él que se han alejado y necesitan a alguien que los anime a volver al redil. Los jóvenes que no quieren saber nada sobre la iglesia, la religión, Dios. Han renunciado a su fe y necesitan desesperadamente algo para satisfacer esa necesidad. ¿Vas a responder a esa gran comisión o dejarás que tus padres se encarguen de ello?

Servir: Una visita, una conversación, una adoración, una sonrisa, un abrazo, un minuto; UNA COSA QUE USTED HACE puede cambiar la vida de alguien.